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jueves, 7 de octubre de 2010

Las Bolas, huevos, testiculos, pelotas, cojónes... tu? como le llamas'

En mi país, Argentina, el significado de la palabra "boludo", varía según la entonación o el contexto sintáctico y emocional con que se lo esté empleando. Es un adjetivo, pero se usa comunmente como sustantivo. Puede llegar a ser un insulto, pero también puede sustituír lisa y llanamente el nombre de nuestro interlocutor. En un país normal, escucharíamos una frase común como esta, por ejemplo:
-Juan, paso a buscarte por tu casa.
Pero los argentinos decimos:
-Che, boludo, te paso a buscar por tu casa.
Si en cambio usamos "boludo" para molestar a alguien, tenemos que saber que hace años, decirle boludo a una persona era una afrenta algo grave, hoy en día, ser boludo es ser un tonto, un opa, un menso, un gilipollas. De todos modos, dependiendo del caso, lanzar un "boludo" puede ofender y mucho. Sin embargo tan usado está el término, que todos sus significados más agraviantes se han gastado un poco, y la palabra, que estaba dedicada exclusivamente a los varones (en referencia a su masa testicular, claro está) hoy también se suele usar para las mujeres (para las mujeres que son boludas, claro). Ser una boluda, (var.: re-boluda, boluda total, etc) también se usa para calificar a esas mujeres de alto nivel social que no hacen nada de sus vidas y que, generalmente cornudas, sólo se dedican a ir a la peluquería, charlar con sus amigas o dedicarse a criar un hijo tras otro.
El argentino es un boludo cuando todo el mundo se aprovecha de él (y de su boludez). Pero también uno puede dirigirse con ese término hacia un amigo en términos de cariño: "Boludo, no sabés lo que te quiero yo a vos..." o bien: "Boludo, sos lo más importante que me pasó en la vida". Otro empleo curioso es la frase "Eh, boludo, ¿qué hacés?", cómo diciendo "Mirá bien por dónde vas". Dentro de sus derivaciones, está la "boludez". Una boludez es algo nimio e insignificante. También puede ser una tontería y casi siempre un error. Decir "esto es una boludez" es dar a entender que algo es realmente simple. Cuando uno quiere decir que se esquivocó, la frase recurrente es "Uy, qué boludez que me mandé".
El adjetivo "boludito" es bastante más despectivo y se usa para calificar a alguien que incluso le falta bastante para llegar a boludo.
Así las cosas, en muy pocos casos la palabra boludo se emplea dentro del verdadero sentido de su razón de ser: nombrar así a los hombres de bolas grandes. Esto dicho en sentido peyorativo, interpretando que aquel que tiene grandes sus testículos, es equivalente a ser un individuo estúpido. El más difundido antídoto para cuando alguien es adjetivado de esa manera es responder "Yo no soy boludo, lo que pasa es que vos tenés la mano chica", haciendo una obvia referencia a que el agraviante le está agarrando los huevos y, por lo tanto es, además, un puto por tocar bolas de macho. Lo interesante del caso, en este país tan machista, precisamente, es que tener bolas grandes no significa para nada ser dueño de la mayor hombría, como podría presuponerse. Todo lo contrario, tenerlas grandes es vergonzante. Curioso, ¿verdad?.
Las variantes de este epíteto suelen ser el ya en desuso "bolas tristes", y el más contundente "pelotudo", pero ningún acento de estos es más transitado que nuestro tan criollo "BOLUDO".
Interesante o no, el argentino convive cotidianamente con su palabra favorita, dicha en cualquier rincón del estado, en cada provincia, ciudad, por niños, jóvenes, adultos y mayores, hombres o mujeres, rico o pobre, cultivado o analfabeto, fino o grosero.
 

Las bolas o testiculos masculinos son muy sensibles, la piel es muy fina, delicada y está llena de terminaciones nerviosas muy sensibles al tacto, al calor y al contacto.
La mayoria de los hombres gozan cuando se le dedican largas sesiones de mamadas o lamidas de huevos.

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